Project Description
La intervención con una pinza hecha de dos ramas y una roca convierte una barandilla en un umbral sensorial donde las vibraciones de las huertas aledañas a la ciudad se filtran y reformulan la manera en que el espacio es percibido. La arquitectura no define cómo se experimenta el sonido; es el cuerpo, en su contacto con la estructura, el que lo activa y le da sentido.

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El gesto necesario para experimentar la obra consistía en colocar un oído directamente sobre la barandilla y cubrir el otro oído. A través del contacto físico entre el cráneo y la barandilla, las vibraciones eran percibidas por los huesos, permitiendo al espectador escuchar el sonido que había sido transmitido. De este modo, el espectador, la estructura arquitectónica y los elementos naturales que componían la pinza se unían en una experiencia sonora corporal.

