Project Description
Una rama y una roca, elementos recurrentes en el paisaje, se unen para ser un portal a frecuencias que habitan el entorno, pero que permanecen fuera de la frontera auditiva común. La activación ocurre en la proximidad, el sonido no se emite al espacio, se conduce a través del cuerpo, estableciendo una relación directa entre la escucha y los territorios de donde viene la materia que conforma la obra.

A primera vista, una piedra y una rama pueden parecer elementos ordinarios, presentes en cualquier parque o paisaje, pero justamente su ubicuidad es lo que las hace significativas: están en todas partes y al mismo tiempo, en ningún lugar específico. Más allá del valor inmediato que pueden suponer son fragmentos, símbolos de un todo, portadores de memoria y testigos del tiempo, resonando con las vibraciones de los lugares que habitan. La obra propone la escucha como un acto de percepción, un ritual que no necesita un templo, porque la naturaleza misma es el espacio de encuentro. Aludiendo a que la comunicación con el entorno está en la disposición de atender a lo que siempre ha estado ahí, vibrando en silencio.
En este proceso, la experiencia sensorial se altera: los oídos se convierten en dientes que saborean el sonido, las ramas en orejas que captan vibraciones. La escucha se descentraliza de su canal habitual, involucrando el cuerpo en un diálogo sensorial más profundo. Las ramas, rocas utilizados no son simples soportes visuales, ni transmisores de sonido, son extensiones del paisaje que contienen memoria. Al ensamblarse y vibrar, transmutan en portales hacia una percepción ampliada del ecosistema, operando como puentes entre territorios y temporalidades.
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